Validez y seguridad de las transacciones
Suponiendo
un escenario en el que únicamente hay un cliente, un vendedor y un banco
involucrados, sería necesario que:
·
la
existencia de la transacción fuera desconocida para cualquier persona o entidad
diferentes a las tres citadas,
·
el
banco conociera sólo la existencia de la transacción no el detalle del pedido,
·
el
vendedor no conociera los datos de la cuenta del cliente, el cliente no
conociera los datos de la cuenta del vendedor.
Existen
una serie de características deseables para un sistema de pago. Pero nos
encontramos ante una gran contradicción, pues puede haber características que
se excluyan mutuamente. Algunas de ellas son las siguientes:
·
Anonimato
Consiste en que no se sepa quién es el usuario o entidad que realiza la
transacción. En el mundo real, el dinero en metálico (Cash) es difícilmente
rastreable. No tiene propietario, o más bien, no es nominativo, como
algunas acciones. Sin embargo, las transacciones a través de la red dejan
trazas en forma de múltiples logs y registros. La falta de anonimato tiene
un efecto psicológico importante sobre el comprador, que puede inhibir la
realización de transacciones, sobre todo en adquisiciones relacionados con
temas escabrosos o con aquellas que requieren específicamente anonimato (un
ejemplo podría ser la adquisición de acciones de una compañía).
·
Trazabilidad
Sin embargo, el anonimato, tan deseable en muchos aspectos, choca con aquellos
que desean o incluso necesitan la trazabilidad de las transacciones. Es fácil
darse cuenta de que la policía y el poder judicial, así como los
servicios secretos y las autoridades tributarias son los principales
reclamantes de estas características de trazabilidad (pero, a veces, también
los bancos o las compañías de tarjetas de crédito).
·
Confidencialidad
Consiste en la protección contra la revelación, ya sea accidental o deliberada,
de los datos de una transacción. Aunque se proporcione anonimato, la falta de
confidencialidad permite la identificación de patrones de compra que podrían
ser utilizados por partes a las que no se ha prohibido expresamente su
utilización
·
Autentificación
La autentificación tiene dos vertientes: la del cliente, y la del vendedor. De
modo análogo al caso real, el cliente (salvo en el caso del pago en efectivo,
electrónico en este caso), debe identificarse de forma que sea posible para el
vendedor poder reclamar en el caso de que el pago no se realice de forma
correcta o no se haga. Del mismo modo, el comprador debe conocer la identidad del
vendedor, toda vez que el producto no se entrega de modo inmediato (esto es
cierto solamente en el caso de la venta de productos y no en el de
información). Sería enormemente sencillo montar comercios electrónicos falsos
con la única intención de obtener, por ejemplo, los datos de las tarjetas de
crédito de los posibles clientes. En transacciones a través de Internet, lo más
fácil sería que comprador y vendedor acudan a una tercera parte de confianza,
conocida como autoridad de certificación (Certification Authority, CA) para
garantizar la autentificación. Surge el problema de la autentificación de las
propias autoridades de certificación.
·
Integridad
de los datos Consiste en que no sea posible la modificación, ya sea por alguna
de las partes participantes, o por terceras partes, de los datos de la
transacción. Se trata de prevenir el fraude por parte de cualquiera
de ellas. Este fraude puede aparecer por modificación de la composición del
pedido, del monto de los pagos, del número de tarjeta de crédito o cuenta
bancaria, del receptor del pedido, etc.
·
No
repudiación (irrenunciabilidad) Íntimamente ligado con la característica
anterior, se encuentra la cuestión de la irrenunciabilidad. Es necesario que
nadie pueda desdecirse, y para ello tiene que haber una autoridad o autoridades
ampliamente reconocidas que puedan probar la participación de cualquiera de las
partes en la transacción. Puede ser de dos tipos: con prueba de origen: cuando
el destinatario tiene prueba del origen de los datos o con prueba de entrega:
cuando el origen tiene una prueba de la entrega íntegra de los datos al
destinatario deseado.
·
Fiabilidad
Las transacciones de pago deben ser atómicas, es decir, deben suceder en su
totalidad o no suceder en absoluto, pero no deben quedar en un estado desconocido
o inconsistente. Ningún comprador aceptaría perder dinero debido a una caída de
la red o de la máquina del vendedor. La recuperación de estas caídas requiere
alguna clase de almacenamiento estable en todos los actores
de la transacción y la existencia de protocolos de re sincronización
específicos.
·
Requerimientos
no específicamente de seguridad Además de los requerimientos enfocados a hacer
seguras las transacciones, existen otros adicionales encaminados a hacer más
eficaces los mecanismos: bajo coste, independencia del hardware y
de sistemas operativos, escalabilidad, mecanismos efectivos de auditación,
confianza por parte del consumidor.
Otro
problema añadido es el que surge del comercio de material electrónico (software,
vídeo, música, imágenes, trabajos multimedia, juegos, etc.) que
es una vía revolucionaria ofrecida por la tecnología. Ahora, las
transacciones comerciales se pueden realizar de una sola vez o en etapas
sucesivas por medio de la misma red, incluyendo la entrega del producto. Ello
implica requerimientos específicos sobre la integración del pago,
control de la propiedad intelectual, etc. Dependiendo de las soluciones que
finalmente se vayan implantando en cada mercado, los bienes electrónicos pueden
crear nuevos mercados diferentes a los actuales y crear nuevas industrias o
revolucionar las existentes, tal es el caso de la publicidad.
En
la actualidad existen ya en Internet soluciones que permiten ciertos niveles de
seguridad para las transacciones.
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